La sociedad siempre nos ha querido dividir en clases, pero la familia y la amistad se ha encargado de que eso no pase.
Porque no importa de dónde venimos, cómo nos vestimos o en qué trabajamos. Entre los amigos, nos entendemos, nos aceptamos siempre tal y como somos.
En un grupo de amigos, todos son diferentes, y su forma de ser los convierte en una clase especial. Hay rasgos que nos diferencian como amigos: existen los cariñosos, fregados, sentimentales y chacoteros.
Por eso, debemos olvidar lo que la sociedad muchas veces dice y guiarnos por lo que la verdadera amistad nos hace sentir. Aceptemos a nuestros patas como son, olvidemos nuestras diferencias y riámonos con los momentos que pasamos juntos.