¡NO PUEDE SER NO! Un comienzo de partido apabullante, con un gol y tres disparos al poste, lanzaron este miércoles al Atlético de Madrid a las semifinales de la Champions League 40 años después y eliminaron al Barcelona, lejos de su mejor versión, anulado casi siempre por el extraordinario esfuerzo de un conjunto rojiblanco formidable.
La salida del Atlético fue imparable. Ni el 1-1 del duelo de ida en el Camp Nou ni la baja de Diego Costa, cuya duda por lesión culminó en ausencia dos horas antes del partido, alteró a un equipo enérgico, con una intensidad ingobernable para cualquier rival, también para un Barcelona superado por el inicio de los locales.
No sólo marcó el Atlético en el minuto 5, cuando Koke enganchó en el segundo palo un toque de cabeza de un sensacional Adrián López, el sustituto de Costa en el once, sino que arrinconó al conjunto azulgrana con una fuerza tremenda y con una presión que anuló la salida de pelota y la transición de un agobiado cuadro azulgrana.
Tan exigido, sin un milímetro para maniobrar, con un par o tres hombres rojiblancos al acecho en cada acción, con Gabi insuperable, el Barcelona padeció un sufrimiento inesperado. Sólo los postes, tres (el primero fue en la jugada del 1-0), dos de ellos de Villa, minimizaron los daños azulgranas en 20 minutos imponentes del Atlético.
El 1-0 fue una buena noticia para el Barcelona, que sobrevivió al ímpetu de un magnífico Atlético y que retomó el balón superado ese momento, en ese tramo siempre con Iniesta como eje, como el jugador con más presencia, pero sin profundidad en el camino hacia el descanso, en el que los rojiblancos replegaron líneas con eficacia.
Con el aguante del equipo madrileño tras el formidable esfuerzo del comienzo del choque y las obligaciones del Barcelona entró en juego el segundo tiempo, con susto para el Atlético: Courtois le ganó un uno contra uno a Neymar, al que rebañó el balón en el área y, tras una serie de rechaces, Xavi falló a un metro de la línea, a puerta vacía, con el portero en el suelo y sin opción.
Un aviso fugaz del Barcelona, con mucho más balón, con más precisión, con más verticalidad, más cerca del área pero sin ocasiones ante el conjunto rojiblanco, que esperaba sin fisuras en un cuarto de campo, en una parcela en la que se mueve con soltura en defensa, pero también una zona con riesgos contra un adversario con tanta calidad en sus jugadores.